Tuve una paciente recientemente con un problema después de una rinoplastia realizada por otro cirujano plástico. Supuse que vino aquí porque necesitaba la seguridad de que el proceso de curación era normal, o hizo la cirugía muy lejos y no podía volar debido a su situación económica o el trabajo. Resultó que el cirujano estaba más cerca de su casa que nosotros, simplemente él se negaba a verla.
En el examen, parecía ser una operación bastante bien realizada con un curso postoperatorio normal. Le aseguré que la curación era normal, y le pedí permiso para llamar a su cirujano. Él se quejo diciendome que la paciente era muy exigente, demasiadas preguntas, y tomó mucho de su tiempo. Sintió que no había nada que hacer hasta su visita en varios meses, y que él no tenía necesidad de verla.
En Yager Estética, la relación entre médico y paciente es una asociación que permanece para siempre, incluso después de terminado el procedimiento. Siento un vínculo especial con cada persona a la que opero e invierto una gran cantidad de energía emocional en la planificación, ejecución y mantenimiento posterior. A veces, soy un cirujano plástico, a veces, un psiquiatra, y muchas veces sólo un amigo o confidente. Depende de las necesidades del paciente.
Si bien es cierto que físicamente no haría nada para este paciente hasta su próxima visita, claramente había razones emocionales o de otra índole por la que necesitaba alguien con quien hablar. Creo que esto es parte del cuidado de los pacientes de cirugía plástica cosmética.
Es necesario pasar suficiente tiempo con el paciente antes de acceder a realizar una cirugía para saber si desea aceptar la responsabilidad de su cuidado total posterior.
Los cirujanos plásticos no son técnicos que simplemente siguen un procedimiento indicado, no importa que talentosos sean. Debemos ser médicos que atienden todas las necesidades de nuestros pacientes.