Uno de los disfraces del Día de Brujas más ingeniosos que vi este año, fue el de una pareja que usaba el mismo vestido rojo y zapatos de tacón idénticos. El esposo llevaba una peluca imitando el cabello de su esposa, mientras que sus brazos, pecho y piernas sin afeitar hacían un contraste hilarante con el atuendo. Ella portaba una etiqueta que decía “Con Filtro”, y en la de él se leía “Sin Filtro”.
No solamente estamos obsesionados con las redes sociales y compartir fotos mostrando lo mejor que tenemos, sino que ahora tratamos de perfeccionar lo que compartimos online, añadiendo filtros a nuestras fotografías, dando una imagen de nosotros mismos que no es la real. Esto puede ser pernicioso de muchas maneras.
Las personas ya están muy al tanto de cómo lucen, y la baja autoestima se ha convertido en algo común. Hacer que las personas se sientan aún más inseguras sobre su apariencia puede conducir a trastornos depresivos y desórdenes de auto percepción corporal. Ya nadie sabe si un filtro ha sido utilizado o no.
Como Cirujano Plástico Certificado, veo un aumento de pacientes buscando arreglar los detalles más pequeños, especialmente en el rostro. Y no cabe duda de que ello se debe, en la mayoría de los casos, a como se ven en sus fotos de las redes sociales.
Mi consejo es que viva en el mundo real, deje de perder el tiempo preocupándose por como lucen otros a través de los filtros, y mírense a la cara, frente a frente, en persona. Usted podría llevarse una bonita sorpresa al ver lo bien que resulta esa comparación